viernes, 25 de mayo de 2012

GANDOLEROS EXPLOTADOS


¿Sabía usted que, con frecuencia, en las carreteras del país mueren uno o dos conductores de gandola? Esta es la trágica estadística que vemos en los diarios. Generalmente se atribuyen las causas a excesos de velocidad, posible impericia del conductor o mal estado de las vías. Sin embargo en muchos casos subyace una causa contundente como lo es el exceso de trabajo, producto de las rígidas exigencias de los dueños de las compañías transportistas. El problema es más viejo de lo que se supone, pues las historias trágicas de gandoleros que pierden la vida o quedan discapacitados se repiten cada año.
A juicio de los choferes Jorge Iturbide y Ramón Ruíz, los conductores de vehículos de carga pesada que atraviesan el país están agobiados por el estrés laboral al que son sometidos por las empresas para quienes laboran. Mientras tanto, el Ministerio del Trabajo hace poco al respecto.
“Este sector atraviesa un grave problema desde hace muchos años, y hemos agotado todas las instancias para que nuestros problemas sean resueltos y evitar llegar al conflicto que paralizaría la distribución de insumos y materiales en todo el país”, confiesan impotentes.
¿Lo último? Descubrieron una red de corrupción en la Inspectoría del Trabajo en Puerto Ordaz. “Funcionarios que realizan inspecciones en las empresas que nos contratan se prestan para falsear la información que suministramos y hasta nos delatan por denunciar las pésimas condiciones en las que trabajamos”.
Al parecer, recientemente solicitaron ante la dependencia del Min-Trabajo en Bolívar la supervisión de todas las empresas contratistas de transporte de carga pesada. “Pero nos encontramos con que estos inspectores llenan a conveniencia los formularios, dejando desasistido a los choferes de gandolas, quienes somos explotados”.
Iturbide y Ruiz afirman que los conductores de transporte pesado de todo el país trabajan en condiciones infrahumanas, específicamente en el tiempo que dedican y las condiciones de los lugares donde pernoctan o realizan paradas para asearse, comer y recargar.
En la actualidad hay 32 mil gandoleros en Venezuela. Bolívar cuenta con 5.500, 95% de los cuales son asalariados. “Sólo 5% es propietario de vehículos. Por ello, insistimos en el llamado a considerar que somos trabajadores como todos, y merecemos un trato digno y respetuoso, además de estar amparados en las leyes del Trabajo y Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (LOT y Lopcymat)”.
Recuerdan que después del accidente de la gandola con gas cloro en Clarines, hace varios años, la ministra María Cristina Iglesias ordenó instalar mesas de trabajo en todo el país para desarrollar las normas que protegieran a estos trabajadores y así contribuir en la seguridad en las carreteras.
“El trabajo extremo, conducir por 12 horas o más, es peligroso para todos, no sólo para los gandoleros”, agregan. “Pero no ha habido voluntad política para que estos se corrija, que gocemos de nuestros derechos como lo dice la Constitución en su artículo 90, sobre las 44 horas de trabajo semanales”.
Reiteraron que han evitado a toda costa el conflicto, pues de paralizarse el transporte a través de gandolas, el país colapsaría. “Hacemos un llamado a la coordinadora del ministerio en Bolívar, la señora Espín, y al señor Tancredo, de Impsasel, para que acaben con la corrupción de funcionarios que se prestan para que las empresas que nos contratan sigan explotándonos”.
En Guayana
Sidor tiene a su disposición 1.800 gandoleros que carecen de contrato colectivo, y es la empresa que mayor demanda tiene de transporte, a escala nacional. “Ahí se carga las 24 horas del día”, detallan.
Por esto solicitan se reestablezca el patio del plan IV de Sidor donde otrora disfrutaban de un lugar cómodo y ajustado a las condiciones de trabajo que desempeñan.
“Ahí teníamos comedor, lugares para dormir el tiempo necesario y recobrar fuerzas; sitios limpios. En fin, teníamos atención las 24 horas del día”. Cuentan que desde hace mucho tiempo, los gandoleros que vienen al estado Bolívar deben comer en lugares llenos de basura, dormir a la intemperie, sin seguridad, sin tener donde asearse.
“Solicitamos que, definitivamente, dejemos de ser tercerizados en este sector y que nuestros derechos sean respaldados por las leyes”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario