viernes, 25 de mayo de 2012

SUPERFICIES RESBALADIZAS

El hecho de circular por áreas diversas en la zona de trabajo conlleva la posibilidad de ocurrencia de diversos tipos de accidentes, principalmente caídas, golpes y choques al tropezar con objetos mal colocados, o resbalones causados por agua o aceite. Las condiciones de suciedad de los pisos o defectos existentes en las mismas (grietas, huecos, etc), así como los defectos de iluminación que inciden en que éstos no se vean bien, son la causa de incontables accidentes que podrían haberse evitado.
Una parte importante de estos incómodos percances se produce en los desplazamientos de los trabajadores de un punto a otro de la empresa, ya sea para buscar una pieza, herramienta o documento, ir a los servicios, para transmitir una información, o cuando se incorpora o abandona el puesto de trabajo. Realmente no se sabe en qué momento puede ocurrir. Lo que debe hacerse es tomar las previsiones para que nunca suceda.
Dependiendo del tipo de actividad que se realice en la empresa, existe una gran variedad de suelos tanto internos como al aire libre: cemento, cerámicos, metálicos, de asfalto, madera, goma, etc. Por otro lado existe una serie de revestimientos antideslizantes como son el látex, el caucho, las resinas epoxis, el poliéster, el neopreno, etc. Los factores de riesgo, por lo tanto, pueden clasificarse en tres grupos: partes defectuosas de las superficies, entorno físico de trabajo y gestión y organización.
La falta de un dimensionado y diseño adecuado de los espacios de trabajo (vías de circulación, rutas de las maquinarias y sectores para desplazamiento de equipos, lugares de almacenamientos intermedios) es origen de muchos percances que pudieran ser leves o graves, según las circunstancias.
El estado de las superficies de trabajo puede estar condicionado por la presencia de productos derramados (líquidos en general, grasas, elementos viscosos, restos de alimentos, polvo, residuos diversos).
También hay que tener en cuenta elementos rodantes (piezas pequeñas, tuercas). Revestimientos antiderrapantes desgastados. Sobrecargas que poco a poco han hundido el pavimento, creando superficies desiguales; pendientes excesivas o no niveladas; deterioro de las rejillas de pequeños desagües.
Medios de enlace entre zonas de distinto nivel
Los medios de enlace entre zonas situadas a distinto nivel pueden afectar a la posibilidad de que se produzcan caídas debido a cambios súbitos de inclinación, tales como en las pequeñas rampas.
Elementos mecánicos
Los elementos mecánicos también pueden influir en la actualización de los riesgos reseñados, en particular destacamos las partes sobresalientes de maquinaria, equipos o materiales; tubos o conducciones instalados cerca del nivel del suelo, creando la posibilidad de tropezones.
El desorden
Piezas, objetos o mercancía colocados fuera de lugar o invadiendo lugares de paso. Herramientas dejadas en el piso. Cables, cuerdas o mangueras de alargo situados provisionalmente en zonas de desplazamiento. Materiales de recorte o desecho tirados en cualquier lado
Iluminación deficiente
La mala iluminación influye en el aumento de los riesgos por estar mal colocada o ser insuficiente, pudiendo crear reflejos, contrastes excesivos o zonas de sombras, etc.; ello hace que los problemas que puedan tener los suelos o la existencia de obstáculos se acrecienten al no poder localizarlos o apreciarlos convenientemente.
Señalización
La señalización inexistente o inadecuada de las zonas peligrosas, cruces, pasillos de circulación utilizando las normas existentes (forma, color...), zonas con limitación de altura, igualmente influyen en la continuidad de los riesgos indicados.
Precaución del trabajador
Sin duda un gran porcentaje de las caídas se deben a errores no intencionados, distracciones por existir objetos que obstaculizan en las proximidades de escalones, o correr innecesariamente, o por cuestiones diversas como son la edad, enfermedad, estado emocional, fatiga y visión deficiente.  Otros motivos son, entre otros, la pérdida de equilibrio como consecuencia de que se produzca un ruido inesperado, puesta en marcha súbita de alguna maquinaria, empujones entre los empleados.
Qué hacer
Revisión frecuente y exhaustiva de las áreas de circulación. Presencia permanente de un vigilante para alertar en el caso de que haya problemas en superficies específicas y que no se hayan podido solucionar de inmediato, esto complementado con la señalización adecuada, principalmente con cintas de seguridad. Arreglo rápido de pisos irregulares, huecos y pequeños desagües. Alertar al personal de limpieza para que mantenga control constante en el mantenimiento de pasillos y áreas comunes. Instruir a los trabajadores para que, en el caso de derrame de líquidos durante la faena, notifiquen la eventualidad al departamento de mantenimiento, o en todo caso ellos mismos solventar la situación.

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