miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL EMBARAZO EN EL TRABAJO

La trabajadora embarazada debe saber disfrutar lo mejor de su condición. No hay por qué ver el trabajo durante el embarazo como una súper odisea. Tampoco es fácil, pero pondrá a prueba sus habilidades de organización y disciplina para cumplir con sus labores y los cuidados de la gestación.

Debe tener en mente que al momento de plantear su condición a su jefe inmediato, no solo debe considerar sus necesidades, sino también las de la empresa. Si es una trabajadora especializada tienes mayores posibilidades de lograr un mejor acuerdo que cuando hay otras personas sin carga familiar que pueden hacer su mismo trabajo.

Los llantos, el insomnio obligado y la responsabilidad de continuar con los quehaceres cotidianos se perfilan como la cara menos amable de la maternidad. Esta tensión la padecen muchas trabajadoras incluso desde las primeras semanas de su embarazo porque sienten cómo su salud empeora por las particularidades de sus cometidos laborales. No obstante, hay que advertir que embarazo y trabajo no son, por regla general, incompatibles. La única limitación deberían ser los factores de riesgo físico o psicológico tanto para sí como para el futuro bebé, así como la desmedida presión laboral que aún padecen muchas madres o gestantes. Si no se toman medidas ante estas situaciones, la suma de los factores puede desencadenar cuadros patológicos difíciles de contrarrestar.

La Ley ampara a la mujer embarazada en el ámbito laboral y tanto médicos como psicólogos insisten en la bondad de compatibilizar el tiempo de gestación con el trabajo. Muchos son los estudios que constatan que continuar con la rutina laboral contribuye a mantener tanto la forma física como la psicológica, pues ayuda a enfrentarse mejor al embarazo y a no estar pendiente en exclusiva de él. Además de mantener durante este tiempo un aporte económico regular, el trabajo supone una oportunidad para que la mujer se mantenga activa.

Riesgos en el trabajo

El desempeño de tareas físicas, los largos periodos de pie, los horarios rotatorios o nocturnos, los elevados niveles de estrés o exposición a sustancias potencialmente tóxicas pueden constituir factores de riesgo notables ante los que es necesario reaccionar si se perciben molestias o peligros importantes. El médico confirmará o descartará la influencia de esos riesgos.

En las últimas doce semanas de embarazo se aconseja interrumpir la actividad profesional. A menudo, en el último trimestre el esfuerzo se hace insostenible, incluso para las que desempeñan su trabajo en puestos de esfuerzo físico reducido. Lo habitual es que no tengan la misma capacidad de soportar largas jornadas laborales, bien sea por el grado de fatiga física, bien sea por fatiga emocional.

Algunos riesgos son evidentes, pero muchos suelen pasar desapercibidos, por lo tanto conviene que la trabajadora se informe en función de su puesto de trabajo. He aquí los riesgos más importantes:

FÍSICOS: Vibraciones, ciertos movimientos, posturas y desplazamientos, el manejo manual de cargas, el ruido, las radiaciones ionizantes y las no ionizantes, el frío y el calor extremos, la fatiga mental y la fatiga física. Odontólogas y trabajadoras del sector industrial son los puestos que mejor ilustran este tipo de riesgos.

BIOLÓGICOS: Destaca el riesgo de infección por virus de la hepatitis B, citomegalovirus, rubéola, toxoplasmosis, herpes y sífilis. Las profesionales del sector sanitario y veterinario, o mujeres que se dedican al cuidado de niños están muy expuestas.

QUÍMICOS: Fármacos para el tratamiento del cáncer y sustancias como el arsénico, el benceno, carbarilo, mercurio orgánico, dietilestilbestrol, gases anestésicos, hidrocarburos clorados, monóxido de carbono, plaguicidas organofosforados, sulfóxido de dimetilo, así como diversos disolventes, barnices, pinturas, metales y otros tóxicos están recogidos en la bibliografía médica como sustancias de alto riesgo para la embarazada. En las ocupaciones agrícolas, profesiones sanitarias y artesanales es donde se acumula mayor riesgo.

AMBIENTALES: Afecta a quienes trabajan en horarios nocturnos o rotatorios. En estos casos, y siempre que sea posible, se trasladará a la embarazada al turno de día.

PSICOSOCIALES: Entre estos riesgos destaca el trabajar con mucho estrés laboral y durante largas horas o en soledad.

ERGONÓMICOS: Trabajar siempre de pie, siempre sentada o en posturas forzadas.

Consecuencias

El riesgo de aborto espontáneo, de parto pre término (antes del fin del tiempo de gestación), de neonatos con malformaciones (labio leporino, paladar hendido o defectos del tubo neural), bajo peso o, incluso, muerte fetal, son algunos de los peligros que pueden suponer no asumir ni actuar frente a los riesgos descritos. Asimismo, la deficiente protección de la mujer embarazada en el trabajo no sólo puede acarrear estas consecuencias inmediatas, sino que también comprende un impacto más allá del periodo perinatal.

¿A quién se puede consultar?

Cualquier embarazada que sospeche que su situación laboral es perjudicial para su salud o la del feto debe consultar a su médico, quien determinará si precisa una suspensión laboral temporal.

Consejos a seguir:

Evitar esfuerzos, movimientos repetitivos o bruscos y levantar pesos.

Si trabaja sentada, es necesario levantarse y caminar cada cierto tiempo para activar la circulación.

Si trabaja de pie, hay que sentarse de vez en cuando para disminuir el grado de fatiga y caminar para que no se carguen las piernas.

Beber agua y tomar suplementos nutritivos siempre que sea posible.

No saltarse comidas por trabajo.

Pedir ayudas ergonómicas, como un alzapiés, una silla, etc., que ayuden a sobrellevar mejor posturas estáticas y movimientos repetitivos.

Evitar horarios nocturnos y extensos, y las horas extras.

Delegar, siempre que sea posible, las tareas estresantes.

Informar a la empresa acerca de la necesidad de mantener los controles ginecológicos.

Concederse tiempo para hacer estiramientos, ejercicios de relajación y de respiración.

EXCESO EN LAS HORAS DE TRABAJO

La cantidad de horas de trabajo a que está expuesto un trabajador puede ser un factor fundamental que merme o resulte en malos resultados en su desempeño. En general, es naturalizado trabajar en horas excesivas ya que se realiza con el fin de obtener más ingresos.

En labores que implican gran responsabilidad y riesgo este es uno de los problemas que suele estar presente. Las compañías que no respetan el descanso de sus trabajadores, aprovechando que éstos requieren más dinero, son las principales responsables por esta situación. ¿Cómo evitarlo? Remunerando adecuadamente a los empleados para que no sea necesario realizar tantas horas, sin embargo esta condición es difícil de ver en Venezuela puesto que los patronos no están dispuestos a pagar más allá de lo que consideran justo.

Desde hace tiempo se viene hablando de los daños para la salud originados por las largas jornadas de trabajo, cosa que en nuestro país es recurrente. Una creciente evidencia sugiere que este exceso está asociado con resultados adversos como la hipertensión, problemas para dormir y depresión.

Investigadores publicaron recientemente un trabajo en la Revista Europea de Cardiología, en que examinan la asociación entre las horas de trabajo de más de 6.000 funcionarios públicos y la incidencia de enfermedad coronaria, entre los empleados de mediana edad, lográndose determinar que trabajar tiempo extra (un promedio de 3-4 horas al día) se asoció a un 60% más de riesgo de enfermedad coronaria en comparación con la incidencia en los empleados que no trabajaban tiempo extraordinario, independientemente de los factores de riesgo cardiovasculares convencionales.

En el caso de los médicos en formación, existen muchas consecuencias lesivas vinculadas a las horas excesivas de trabajo, las cuales pueden ser divididas en consecuencias a corto y largo plazo. A corto plazo dichas horas de trabajo conllevan a privación de sueño, también asociada con la fatiga, que atenta contra la seguridad de los pacientes. La falta de sueño causa impedimentos neurocomportamentales como la disminución de la atención y la vigilancia, así como la inhabilidad de reconocer el grado propio de impedimento en el desempeño.

Luego de un turno nocturno los “niveles de fatiga relativamente moderados (luego de 17 horas de estado de vigilia) impiden el desempeño a un grado equivalente o mayor que el aceptado en los países occidentales industrializados para la intoxicación por alcohol”. Las fallas en atención asociadas con la falta de sueño pueden ocurrir durante el trabajo directo con los pacientes. Dichas fallas se relacionan con la inhibición de procesos cognitivos tales como la memoria y la intuición Los turnos de trabajo extensos realizados por los internos y residentes también se relacionan con un alto riesgo de accidentes automovilísticos.

Qué dicen las leyes

La extensión de la jornada de trabajo se encuentra contemplada en el artículo 90 de la Constitución Nacional, el cual además establece que “ningún patrono o patrona podrá obligar a los trabajadores o trabajadoras a laborar horas extraordinarias”.

En el Reglamento de la LOT, en su artículo 87, se contempla cuáles son las circunstancias en las que debe fundamentarse la prestación de servicios en horas extraordinarias y qué información debe contener la solicitud de autorización.

Así pues, ningún trabajador podrá laborar más de diez 10 horas adicionales semanalmente, ni más de cien 100 por año y la duración efectiva del trabajo, incluyendo las horas adicionales, no podrá superar las 10 horas diarias, a excepción de lo estipulado en el capítulo II del Título IV de la LOT y serán canceladas con un incremento de por lo menos 50%, sobre el salario estipulado para la jornada ordinaria.

Cuando un patrono requiera que sus empleados laboren horas extras o extraordinarias, deberá elaborar una solicitud dirigida al Inspector del Trabajo de la jurisdicción donde se encuentre ubicada la empresa o negocio.

La autorización deberá contener, la naturaleza del servicio que será prestado en esas horas adicionales, se deberá identificar al o los trabajadores implicados y el cargo ocupado, el número de horas de trabajo adicionales estimadas como necesarias, ocasión en que se ha de prestar los servicios en horas extraordinarias, las circunstancias que justifican el trabajo en horas extraordinarias; y el salario adicional que corresponde a los trabajadores o trabajadoras que han prestado sus servicios en horas adicionales, cuando supere el monto acordado legalmente.

El Inspector o Inspectora del Trabajo decidirá dentro de los 5 días laborables próximos, en caso de silencio se tendrá en cuenta como autorizada la solicitud, pudiendo ser anulada a través de providencia administrativa debidamente motivada.

En caso inesperado y urgente que sea debidamente demostrado, se podrá trabajar horas adicionales sin el permiso por adelantado de la Inspectoría del Trabajo, siempre que sea notificado en el día hábil próximo y se comprueben las causas que lo originaron.

Aquellas labores en las cuales las condiciones sean inseguras o perjudiciales no serán susceptibles de extensión de la jornada de trabajo, a excepción de casos de accidente ocurrido o próximo o en caso de trabajos urgentes que deban realizarse en las máquinas o instalaciones, o en otros casos semejantes de fuerza mayor, pero sólo en la medida en que sean necesarias.

El patrono podrá solicitar a los trabajadores para recuperar las horas de trabajo perdidas a causa de interrupciones colectivas del trabajo por motivos accidentales y casos de fuerza mayor; y condiciones atmosféricas, las mismas no podrán exceder de 20 días cada año y de 1 hora diaria para cada trabajador, y serán efectuadas dentro de un plazo razonable; percibiendo la remuneración ordinaria correspondiente.

Los trabajadores a domicilio y los deportistas profesionales, dada la naturaleza especial de sus labores, no les serán aplicables las normas sobre horas extras establecidas en la LOT.

Es importante acotar que en la Gaceta Oficial Nº 38.788 de fecha 11/10/2007 se publicó la Resolución Nº 5.495, en la cual se prohíbe, sobrepasar los límites establecidos en la legislación vigente en relación a las horas de sobretiempo o adicionales, en el sentido de que las mismas no podrán ser autorizadas por las Inspectorías del Trabajo, sin la previa autorización del Ministro del Poder Popular del Trabajo y Seguridad Social, caso contrario se incurriría en faltas graves a sus funciones y por consiguiente a la aplicación de las sanciones establecidas en la LOT y su Reglamento.

Los empleadores deberán obligatoriamente llevar un libro de registro donde asentarán las horas adicionales utilizadas en su empresa, establecimiento, explotación o faena; los trabajos realizados en ese tiempo; y la identificación de los trabajadores con el respectivo pago especial realizado a cada trabajador.

EL TRABAJO POR TURNOS

A menudo, los trabajadores por turnos y los nocturnos están cansados por causa de su calendario de actividad. Es difícil concentrarse cuando una persona está demasiado cansada y eso aumenta la posibilidad de errores o accidentes. Esta situación podría constituir un riesgo para el trabajador y el público. El estrés del trabajo por turnos también puede agravar las afecciones de salud, como las enfermedades del corazón o las afecciones digestivas.
¿Cómo ocurren estos peligros?
Es difícil dormir lo suficiente cuando una persona trabaja de noche. El sueño del trabajador nocturno es usualmente más corto y menos satisfactorio que el de quien duerme durante horas normales de la noche. Las funciones del cerebro y del cuerpo se hacen más lentas en la noche y en la madrugada. La pérdida de sueño en combinación con el trabajo cuando el cuerpo está en ese punto bajo puede causar fatiga excesiva y somnolencia. Es más difícil hacer bien el trabajo, lo que aumenta el riesgo de accidentes. También el trabajo por turnos puede causar estrés debido al cambio frecuente de calendario, cuando se pasa a laborar de día y luego de noche. La separación de la familia y de los amigos también puede causar estrés. Estos factores suelen perjudicar la salud.
¿Cómo pueden evitarse estos peligros?
Muchos no pueden evitar el trabajo por turnos de noche o de rotación. Los enfoques para las organizaciones o los grupos incluyen cambios en el calendario de trabajo y en la repartición del mismo, mejoramiento del ambiente y establecimiento de programas para crear conciencia sobre este tema entre los empleados. Los enfoques individuales incluyen estrategias mejoradas para dormir, programas de ejercicio y técnicas para relajarse.
El trabajo por turnos supone estar en actividad fuera de las horas normales del día, es decir el período durante el cual muchas personas trabajan de 7 u 8 horas. Los trabajadores por turnos pueden trabajar por la tarde, en la mitad de la noche, horas extras o días muy largos. También pueden laborar algunas veces en horario normal.
Muchos trabajadores por turnos tienen jornadas que rotan, lo que supone cambios de las horas de trabajo de la mañana a la tarde o del día a la noche. Estos cambios podrían ocurrir en días diferentes de una semana o de un mes. Los policías y los bomberos, por ejemplo, a menudo tienen horarios que rotan. Otros trabajadores pueden trabajar un turno "permanente" y trabajar solamente por la noche o por la tarde. Los mesoneros, por ejemplo, podrían trabajar sólo el turno entre finales de la tarde y parte de la noche, otros solamente al mediodía, dependiendo de las normas de los sitios donde laboren.
En casi cualquier ocupación o industria existe la imperiosa necesidad de trabajar por turnos. Una revisión rápida de las listas de estadísticas muestra que aproximadamente entre el 2 y el 10 por ciento de los empleados de casi cualquier ocupación tienen actividad en los turnos de la tarde, de la noche o tienen rotaciones. Entre los policías, los bomberos y los médicos esto se presenta más a menudo. Más de la mitad de ellos trabajan por la tarde y por la noche y aproximadamente un cuarto de ellos cambian de turno periódicamente. Muchos operarios del transporte y de empresas de servicio público (aproximadamente un quinto de ellos) también trabajan por turnos. Los camioneros que cubren largas distancias recorren a menudo más kilómetros por la tarde o por la noche.
Algunas personas no prefieren la faena diurna, y la mayoría no tiene predilección por los turnos. Los motivos de los que escogen la jornada por turnos incluyen un mejor salario, más tiempo libre durante el día para cuidar a los niños, más horas para la recreación y más tiempo para estudiar. Algunos optan por el turno nocturno porque es más tranquilo y porque hay menos supervisores. Sin embargo, usualmente dicen que no escogieron los turnos, sino que lo hacen porque la actividad lo requiere o porque no hay ninguna otra cosa disponible.
¿Por qué causan inconvenientes estos turnos en muchas personas? Por razones lógicas, quienes cumplen compromisos laborales cuando el resto de los mortales está durmiendo a menudo sufren ataques recurrentes de sueño, teniendo que optar por el consumo de café para mantener la vigilia. Y en el día, cuando supuestamente deberían sentirse descansados como para dormir a cabalidad sienten que algo les indica que van por el camino equivocado; esto ocurre porque el ritmo circadiano del cuerpo les señala la necesidad de dormir en las horas correctas. En otras palabras, el trabajador nocturno tiene que dormir de día cuando su ritmo circadiano le dice que debe estar despierto, en consecuencia el sueño de día se acorta y parece "ligero" o no satisfactorio.

jueves, 17 de febrero de 2011

SICARIATO SINDICAL

El asesinato de dirigentes sindicales merece una especial atención por parte del Estado venezolano. Es incomprensible que dentro de este proceso político, donde diariamente se nos recalca su carácter socialista por los medios de comunicación del oficialismo y de la oposición, suceda con una impunidad que raya en el descaro el asesinato de dirigentes sindicales, en su mayoría (por no decir que todos) afectos al gobierno e inmersos en conflictos laborales.
Si bien es cierto que algunos de estos asesinatos ocurren en el marco de una guerra de intereses de algunos sectores como el ya archiconocido sindicato de la construcción, no es menos cierto que una gran cantidad son planeados y ejecutados por patronos en complicidad con sicario-dirigentes. Sea cual sea el origen, lo cierto es que estamos en presencia por un lado de una reedición del Chicago de los gangsters, y por otra de una copia al carbón de la Colombia de siempre.
Y es que acá no estamos hablando del hampa común, acá estamos hablando de trabajadores asesinados dentro de un plan dirigido a aterrorizar para mermar y acabar con la dirigencia sindical autónoma, clasista, y lo que sería más triste, específicamente con los movimientos sindicales de izquierda. Pero lo que más indigna no es ese patrón que a la final solo sigue el método de sus ancestros, ni el asesino que sólo le falta registrar una compañía de solución rápida de conflictos laborales, ni los lambiscones dirigentes vasallos que al igual que el esclavo que era usado por el amo para golpear y humillar a su hermano de raza eran usados como peones de ajedrez para limpiar el camino a los reyes con la promesa de que podían llegar a coronarse. NO, lo que más indigna es no ver al Gobierno tomar cartas en el asunto..., ni siquiera de palabra.
Mientras tanto se impone la sentencia popular: "muerto el perro, se acaba la rabia". No sólo a nivel laboral tenemos campesinos asesinados por terratenientes, dirigentes populares en medio de una lucha desigual contra el hampa y el narcotráfico, pero esta situación se adereza cuando entonces vemos a dirigentes presentándose en la fiscalía por una denuncia del patrono; tenemos dirigentes privados de libertad por emprender las luchas que un proceso reclama, en fin tenemos un Estado que actúa por omisión o desidia.
Es difícil no elucubrar ideas en torno a este tema, tal vez nuestros asesinados eran y son dirigentes demasiado importantes para la etapa del proceso, y el sacrificio debe ser porque el proceso lo es todo. No es que se pretenda pisar el estado de derecho, es decir, si en realidad hay una violación al marco legal debe existir una sanción, pero debería ser algo homogéneo, no guardarse el estado de derecho y el debido proceso a conveniencia, y menos cuando se trata de compañeros, porque hay que decirlo: el Estado en oportunidades ha hecho de esto un traje a la medida, pero es mal sastre o sólo cose para determinados maniquíes.

PRODUCTOS QUÍMICOS DE USO DELICADO

En este artículo pasamos a hacer referencia a algunos de los productos químicos más peligrosos ante los cuales se debe tener respeto en su manipulación.

Ácido sulfúrico
Es utilizado como materia prima para la obtención de superfosfatos, ácido fosfórico, clorhídrico, acético y cítrico, fertilizantes sintéticos, fibras artificiales, fabricación de baterías de plomo (como electrólito), explosivos, refinado de aceites, etc. Los principales riesgos de la industria de fabricación de sulfúrico viene dado por la presencia de nieblas de sulfúrico y gases de SO3. Se debe recurrir ala extracción localizada ya la protección individual de las vías respiratorias, adecuada al riesgo. Su acción sobre el organismo se debe a su carácter tóxico y cáustico.

Ácido nítrico
Se emplea en la fabricación de explosivos, tintes y colorantes, productos farmacéuticos, etc., la producción de nitratos metálicos, etc. Los principales riesgos del ácido nítrico vienen dados por los contaminantes (especialmente óxidos nitrosos y amoníaco), debiendo recurrir a la extracción localizada ya la protección individual de las vías respiratorias, adecuada al riesgo. Su acción sobre el organismo se debe a su carácter corrosivo.

Ácido clorhídrico
Es utilizado para producir fertilizantes, tintes y colorantes, refinado de aceites y grasas, galvanoplástica, decapado de metales, curtido de pieles, etc. Los principales riesgos de la industria de fabricación del ácido clorhídrico proceden de los contaminantes (gases o soluciones de clorhídrico) originados por fugas en tuberías, reactores o tanques de almacenamiento. Según los casos, se debe recurrir a adoptar procedimientos de circuito cerrado, automatización de operaciones, ventilación general o extracción localizada ya la protección individual (protección respiratoria y ropa de protección). Su acción sobre el organismo se debe a su carácter corrosivo; en contacto con los ojos puede provocar pérdida de la visión así como producir efectos irritantes en los aparatos digestivo y respiratorio.

Cloro
Se emplea como desinfectante, blanqueo de fibras textiles, fabricación de derivados clorados (clorhídrico), plásticos, etc. Los principales riesgos, dependiendo de los procedimientos utilizados, proceden de la contaminación originada por fugas en tuberías y tanques de almacenamiento o falta de encerramiento del proceso, debiendo recurrir, según los casos, a los procedimientos de circuito cerrado, extracción localizada, sistemas de alarma, etc. o a la protección individual de las vías respiratorias. Su efecto sobre el organismo puede provocar la muerte por asfixia, con exposición a concentraciones elevadas, e irritaciones en las mucosas y en el aparato respiratorio.

Amoníaco
Es utilizado en la fabricación de hielo, fertilizantes, preparación de soluciones acuosas utilizadas en las industrias farmacéuticas y químicas, etc. Los riesgos se presentan durante la producción, compresión y purificación del gas, así como en los procesos de síntesis y limpieza. Peligroso debido a los contaminantes (amoníaco, monóxido de carbono, sulfuro de hidrógeno) por fugas en las instalaciones del proceso (válvulas, recipientes a presión, juntas, etc.), debiendo recurrir, según los casos, a los procedimientos de ventilación general o extracción localizada, protección individual (de las vías respiratorias o para trabajos en altura en la limpieza de convertidores), etc. Su acción sobre el organismo se debe a su efecto irritante sobre el aparato respiratorio y en grandes concentraciones, sobre el sistema nervioso. Dado que durante la producción de amoníaco interviene el sulfuro de hidrógeno, conviene señalar que dicho gas produce la llamada intoxicación de los poceros, que puede originar la pérdida de conocimiento y la muerte.

Fertilizantes orgánicos
Se utilizan para mejorar la nutrición de las plantas. Pueden, según su contenido en elementos nutritivos (nitrógeno, fósforo, potasio y oligoelementos) clasificarse en nitrogenados, fosfatados, potásicos y oligofertilizantes). Los principales riesgos se deben a los contaminantes originados en los procesos del tratamiento químico de las materias primas y en los procesos de obtención, maduración del producto semiacabado, envasado final y almacenaje (óxidos de nitrógeno, flúor y sus compuestos, amoníaco, fosfatos, sales potásicas, polvos diversos, gases de flúor principalmente, etc.), por fugas en tuberías, reactores e instalaciones, polvo acumulado en el suelo e instalaciones, no encerramiento de los aparatos de mezcla, reacción y transporte, etc. Se debe recurrir, según los casos, a los procedimientos de mecanización y automatízación del proceso, confinamiento de procesos peligrosos, extracción localizada y filtros de absorción de gases, limpieza de suelos e instalaciones, protección individual, etc. Su acción sobre el organismo depende de cada caso en particular, destacando la acción de los fosfatos y superfosfatos que al contener sílice libre puede originar silicosis, y el flúor y sus compuestos, cuya exposición puede originar la fluorosis.

Pigmentos inorgánicos
Son sólidos finamente divididos en colores diversos utilizados para proporcionar color, consistencia, cuerpo y duración a los recubrimientos de superficies. Según el color, los pigmentos pueden ser:
Blancos (bióxido de titanio, óxido de cinc, óxido de antimonio, carbonato básico de plomo, sulfato básico de plomo, etc.)
Rojos, marrones y morados [óxidos de hierro, de cadmio, óxido cuproso y minio Pb304].
Amarillos y naranja (cromato de plomo, sulfato de plomo y amarillos de cinc y cadmio).
Azules y verdes (azul de hierro, verde cromo, óxidos de cromo).
Negros y grises (negro de carbón, óxidos de hierro, negros minerales).
Los principales riesgos se derivan del proceso de obtención (preparación de materias primas, precipitación, filtración, secado, trituración, molturación, ajuste de color y envasado) y de los contaminantes diversos, dependiendo del pigmento (plomo, cadmio, hierro, manganeso, cromo, etc.). Según los casos, se debe recurrir a limpiezas frecuentes, utilización de sistemas de extracción localizada y protección individual de las vías respiratorias. En cuanto a su acción sobre el organismo, dependerá de la toxicidad de los productos utilizados.

PROBLEMAS EN LA PIEL EN FAENAS DE CONSTRUCCIÓN

Algunas veces el material de trabajo puede darle alergia y ocasionarle problemas en la piel. Puede incluso llegar a ser tan grave que no le permitiría trabajar, inclusive con pequeñísimas cantidades de material. Y si éste es el caso, tendría que cambiar de oficio.

Algunos materiales que pueden irritarle la piel: Cemento húmedo o en polvo, cal viva, líquidos como trementina, cloro o gasolina; pinturas, resinas, etc. Estos materiales pueden enrojecer la piel, ocasionar picazón, peladuras o quemaduras dolorosas, llagas y erupciones como el acné. Todo esto se conoce como dermatitis de contacto. Asimismo, el alquitrán puede ocasionar cáncer en la piel.

Lo que puede hacer
Para limpiar el contacto de estos materiales utilice un jabón suave, no abrasivo. Nunca use un disolvente para lavarse las manos. (El alcohol, los líquidos minerales, la gasolina y el thinner son disolventes, pueden irritar la piel y enfermarlo. Trate de usar aceite mineral o vegetal con agua y jabón).
Algunos materiales son extremadamente irritantes de la piel, como la cal viva o el cemento húmedo. Después que termine de trabajar lávese con jabón, enjuáguese con agua abundante y séquese con una toalla limpia o con papel. Después puede usar aceite mineral, vaselina o cremas basadas en aceite. Nunca use cremas que tengan lanolina o perfumes.
Si usa guantes para trabajar, asegúrese de que sus manos y el interior de los guantes estén limpios y secos cuando se los ponga. Si al ponerse los guantes tiene en las manos restos de los materiales dañinos, podría empeorar el problema. (Tampoco permita que los materiales entren en las botas.)
Asegúrese de usar los guantes apropiados para el trabajo. Algunos guantes no lo protegerán contra algunos materiales. O en algunos casos, los guantes podrían no protegerlo para toda la jornada de trabajo.
Si tiene algún problema en la piel que no se le quita, vea al médico. Dígale qué materiales está utilizando en el trabajo.
Póngase una camisa manga larga. Esta le puede ayudar a proteger la piel contra materiales dañinos y contra quemaduras de sol. Trate de no mojarse la ropa con cemento ni ningún otro material parecido. (El alquitrán y el asfalto son particularmente dañinos si está en el sol. Cuando trabaje con asfalto caliente no use materiales sintéticos como poliéster o nylon, ya que se derriten al contacto con el asfalto caliente).
Cuando llegue a casa no lave la indumentaria de trabajo con la demás ropa, hágalo de manera aislada y deseche definitivamente aquellas prendas que hayan recibido excesivo contacto con materiales perniciosos.

ORIGEN DE LAS ORGANIZACIONES SINDICALES

El movimiento obrero empezó en Venezuela en 1936, tras la muerte de Juan Vicente Gómez y el advenimiento de la democracia. Un año después, en el gobierno de López Contreras, las formas asociativas e intentos gremiales que lograron sobrevivir en medio de la persecución de la dictadura, se reúnen en un primer Congreso de Trabajadores de Venezuela. Tras la Revolución de Octubre, en 1945, sale del mando Medina Angarita y asume el poder AD, lo que fortaleció las organizaciones que controlaba este partido, superando así las dominadas por los comunistas (CUTV).
La participación de los sindicatos se empezaba a hacer manifiesta en ese entonces. Tanto, que se hablaba de "sindicatos blancos, rojos y negros» en alusión a los colores electorales de algunas agrupaciones políticas.
En la segunda mitad del siglo, Pérez Jiménez toma el poder y tres meses después dicta un decreto que disuelve a la CTV y sus federaciones. Aparecen desde el poder persecuciones de diversa índole. La tortura, el exilio y la clandestinidad se convierten en sinónimos en una constante del movimiento sindical. Sólo las organizaciones más fuertes sobreviven, entre ellas, algunos sindicatos nacidos bajo los auspicios de la Fraternal Unión de Dirigentes de Acción Social Católica y del Círculo Obrero de Caracas, promovidos por el padre Manuel Aguirre Elorriaga.
El deseo de acabar con la represión dictatorial propició un sentido de unidad, que lleva a la formación del Comité Obrero de la Junta Patriótica, que jugó un importante papel en la convocatoria a huelga general de tres días, hecho que culminó con la caída de Pérez Jiménez.
Con la vuelta al sistema democrático, la adscripción de dirigentes sindicales a partidos políticos entorpeció su autonomía en el proceso de toma de decisiones. La lealtad al partido y el interés propio privaron en numerosas ocasiones sobre las necesidades reales de los trabajadores. De esta forma, los "sindicaleros" comienzan a perder credibilidad y, en la misma proporción, a ganar el rechazo de la opinión pública nacional.
Los primeros grupos sociales de obreros aparecen en la sociedad venezolana durante las últimas décadas del siglo XIX, pero la clase obrera como tal, diferenciada de otras clases por el lugar ocupado en el proceso de producción predominante, surge y adquiere fisonomía con la iniciación y el desarrollo en el país de las operaciones de exploración y explotación petrolera, programadas por los monopolios extranjeros en la industria.
Los triunfos históricos de la clase obrera en diversas regiones del mundo, las revoluciones sociales que han convertido al proletariado como clase gobernante, atemorizan a los colonizadores modernos y sus aliados, las clases dominantes nacionales, y los lleva a intensificar las actividades dirigidas a conseguir la división del movimiento obrero nacional y así obstaculizar el desarrollo de las luchas que se van adecuando a las nuevas necesidades del país. Para lograrlo invierten fabulosas sumas de dinero en propaganda que confunde, generando a la vez, los mecanismos de corrupción de algunos dirigentes sindicales. La división del movimiento obrero y de los trabajadores en general, es una finalidad permanente que se expresa con toda nitidez en la estructura de los maestros y profesores, donde siete agrupaciones, con distintos colores partidistas, luchan por el predominio contractual. Betancourt, desde la jefatura del gobierno, hizo de los dirigentes sindicales afiliados a Acción Democrática, los difusores del reformismo entre los efectivos del movimiento obrero nacional.
Resultado de estas gestiones fue lo que se conoció como la "paz laboral", establecida mediante la celebración de contratos colectivos de trabajo de larga duración, que eliminan, en lo legal, situaciones conflictivas entre patronos y trabajadores durante dilatados períodos, al encontrarse los sindicatos jurídicamente incapacitados para luchar (a través de contrataciones colectivas, se fue ajustando el tiempo de duración, hasta lograr revisiones de contrato cada dos años).

NUNCA OLVIDE EL CASCO DE SEGURIDAD

Cuidemos nuestra cabeza. Usemos siempre, y como es debido, nuestro casco de seguridad en buen estado.

Para reducir las consecuencias destructivas de los golpes en la cabeza, el casco debe cumplir las siguientes condiciones:
Limitar la presión aplicada al cráneo al distribuir la carga sobre la mayor superficie posible (absorción de impactos). Esto se logra dotándolos de un arnés lo suficientemente grande para que pueda adaptarse bien a las distintas formas del cráneo, combinado con un armazón duro de resistencia suficiente para evitar que la cabeza entre en contacto directo con objetos que caigan accidentalmente o contra los que golpee el usuario. Por tanto, el armazón debe resistir la deformación y la perforación.
Desviar los objetos que caigan por medio de una forma adecuadamente lisa y redondeada. Los cascos con rebordes salientes tienden a parar los objetos que caen en lugar de a desviarlos y, por tanto, absorben algo más de energía cinética que los totalmente lisos.
Disipar y dispersar la posible energía que se les transmita de modo que no pase en su totalidad a la cabeza y el cuello. Esto se logra por medio revestimiento del arnés, que debe estar bien sujeto al armazón duro y absorber los golpes sin desprenderse de él. También debe ser suficientemente flexible para deformarse por efecto del impacto sin tocar la superficie interior del armazón. Esta deformación, que absorbe casi toda la energía del choque, está limitada por la cantidad de espacio libre entre el armazón duro y el cráneo, y por la elongación máxima que tolera el arnés antes de romperse. Por tanto, la rigidez o dureza del arnés debe atender tanto a la cantidad máxima de energía que puede absorber como a la tasa progresiva a la que el golpe puede transmitirse a la cabeza.
Otras consideraciones a tener en cuenta para mejorar la seguridad, son:
Un buen casco de seguridad para uso general debe tener un armazón exterior fuerte, resistente a la deformación y la perforación (si es de plástico, ha de tener al menos 2 mm de grosor); un arnés sujeto de manera que deje una separación de 40 a 50 mm entre su parte superior y el armazón; y una banda de cabeza ajustable sujeta al revestimiento interior que garantice una adaptación firme y estable.
La mejor protección frente a la perforación la proporcionan los cascos de materiales termoplásticos (policarbonatos, ABS, polietileno y policarbonato con fibra de vidrio) provistos de un buen arnés. Los cascos de aleaciones metálicas ligeras no resisten bien la perforación por objetos agudos o de bordes afilados, tampoco son recomendados en lugares de trabajo expuestos al peligro de quemaduras por salpicadura de líquidos calientes o corrosivos o materiales fundidos.
No deben utilizarse cascos con salientes interiores, ya que pueden provocar lesiones graves en caso de golpe lateral. Deben estar provistos de un relleno protector lateral que no sea inflamable ni se funda por el calor. Para este fin sirve un acolchado de espuma rígida y resistente a la llama de 10 a 15 mm de espesor y al menos 4 cm de anchura.
Los cascos deben sustituirse cada tres años y siempre que se haya producido una decoloración, grietas, desprenda fibras, cruja al combarlo o haya sufrido un impacto severo, aunque no presente signos aparentes de haber sufrido daños.
Los cascos fabricados con polietileno, polipropileno o ABS tienden a perder la resistencia mecánica por efecto del calor, el frío y la exposición al sol fuerte o a fuentes intensas de radiación ultravioleta (UV). En estas condiciones conviene utilizar cascos de policarbonato, poliéster o policarbonato con fibra de vidrio, ya que resisten mejor el paso del tiempo.
Cuando hay peligro de descargas eléctricas debidas al contacto directo con conductores eléctricos desnudos, deben utilizarse exclusivamente cascos de materiales termoplásticos, sin orificio de ventilación y sin piezas metálicas que asomen por el exterior del armazón.
Los cascos no podrán bajo ningún concepto adaptarse para la colocación de otros accesorios distintos a los recomendados por el fabricante del casco. Llamamos la atención de los usuarios sobre los peligros que supone modificar o suprimir uno de los elementos de origen del casco, aparte de los recomendados por el fabricante.
Además de la seguridad hay que considerar los aspectos fisiológicos de comodidad del usuario:
El casco debe ser lo más ligero posible y, en cualquier caso, no pesar más de 400 gramos.
El arnés debe ser flexible y permeable a los líquidos y no irritar ni lesionar al usuario; por ello, los de material tejido son preferibles a los de polietileno.
La badana de cuero, completa o media, es necesaria para absorber el sudor y reducir la irritación de la piel; por motivos higiénicos, debe sustituirse varias veces a lo largo de la vida del casco.
Para mejorar la comodidad térmica, el armazón debe ser de color claro y tener orificios de ventilación con una superficie comprendida entre 150 y 450 mm2.
Es imprescindible ajustar bien el casco al usuario para garantizar la estabilidad y evitar que se deslice y limite el campo de visión.
La forma de casco más común dentro de las diversas comercializadas es la de “gorra”, con visera y reborde alrededor. En canteras y obras de demolición protege mejor un casco de este tipo pero con un reborde más ancho, en forma de “sombrero”.

LOS PERCANCES LABORALES

Actualmente, cientos de millones de personas en todo el mundo trabajan bajo condiciones inseguras que ponen en riesgo su salud.

Trabajar bajo condiciones seguras y sanas (la razón de ser de la salud ocupacional) beneficiará a los trabajadores, empleadores y gobiernos, así como al público en general. Aunque parezca obvio y sencillo, este concepto aún no ha logrado la aceptación y el reconocimiento generalizado que debiera tener.
Cada año, en el mundo, millones de trabajadores sufren accidentes de trabajo que les producen lesiones de diversa gravedad: de carácter leve y grave (con o sin incapacidad permanente) y mortales. En cada uno de estos accidentes hay dolor físico y psíquico, pérdida de la capacidad de trabajo, preocupación y sufrimiento en la familia del accidentado, y costes económicos para la empresa y la sociedad en general.
Por todo ello es necesario evitar los accidentes de trabajo, tarea ésta en la que tienen que participar todos: los trabajadores, los técnicos y directivos de las empresas, las autoridades del gobierno, etc., porque a todos afecta e interesa, pero sobre todo a los trabajadores que son los que sufren las peores consecuencias de los accidentes. Razones éticas, económicas y legales sustentan el creciente interés por evitarlos o reducirlos.
Todos los accidentes de trabajo son evitables. Mediante métodos y estrategias adecuadas se podrán alcanzar niveles de riesgo tolerables.
Hay que destacar el término de "evitable", y que aparentemente pudiera parecer que es obvio, cuando precisamente los tópicos culturales que pesan sobre los accidentes de trabajo han asumido erróneamente que en ocasiones, el infortunio, la mala suerte, e incluso las personas predispuestas, estaban en su origen.
Admitir que los accidentes de trabajo son evitables, es admitir las bases de trabajo de una Seguridad científica, por la cual con métodos y estrategias adecuadas, partiendo del principio de multicausalidad de los accidentes, se podrá actuar de forma eficaz para lograr niveles de riesgo tolerables. Se tratará al menos de asegurar que determinados accidentes y las situaciones de riesgo que las generan desaparezcan, para tolerar solamente aquello que potencialmente haya de ocasionar daños de muy poca consideración.
Hay muchas situaciones laborales que causan malestar e insatisfacción en el trabajo, pero que no producen lesiones a la salud diagnosticable médicamente, por lo que son muy difíciles de contabilizar.
Los accidentes de trabajo son, tal como muestran las estadísticas, la causa más importante de las lesiones a la salud que sufren los trabajadores como consecuencia de su trabajo. En un año ocurren en el mundo más de 250 millones de accidentes de trabajo con baja de los cuales unos 300.000 son mortales. No menos importantes son las cifras de accidentes de tráfico, accidentes domésticos y en actividades de ocio, lo que demuestra la aún limitada cultura preventiva existente.
Tales datos de siniestralidad evidencian la necesidad de actuar prioritariamente en la prevención de los accidentes de trabajo, como primer paso para la mejora de la salud de los trabajadores, ya que son los que ocasionan los daños demostrables más cuantiosos a pesar de que las causas que los originan pueden pasar inadvertidas y no ser molestas.
Hay que tener en cuenta que los accidentes de trabajo con baja constituyen solo una parte del conjunto de accidentes de trabajo que suceden. El conjunto de accidentes de trabajo sin baja, pero con lesión es muy superior, aunque no se dispongan de datos precisos sobre su magnitud.

LOS BUZOS EN LA INDUSTRIA PETROLERA

La vida de los buzos en las plataformas petroleras no se diferencia mucho de una jornada cualquiera en cuanto a horarios, comidas, planificación y objetivos. Las diferencias están realmente en el tipo de trabajo.

Las guardias pueden ser de 14 días a bordo y 14 días descansando ó de 28 días de trabajo a bordo y 14 descansando. Las jornadas suelen ser de doce horas en turnos de día o de noche. Los grupos de trabajo constan de ocho buzos especialistas, un supervisor de buceo y un superintendente. Los trabajos son por turno y los lleva a cabo una sola persona y en contadas ocasiones bajan dos. Los tiempos que cada operario vienen determinados por la profundidad o la modalidad de buceo que se utilice. El 90% de las inmersiones se realizan con descompresión para disponer de un mayor tiempo de trabajo que oscila entre una y cuatro horas. El resto del turno se emplea para otras actividades como someterse a descompresión en la cámara hiperbárica, ayudar a bajar herramientas, revisar el compresor o bajar y subir la canastilla (cuando se bucea desde embarcación). Se organiza de tal manera que todos los trabajadores pasan por cada una de las funciones.
Las inmersiones son planificadas por un supervisor y planteadas al buzo antes de la misma. Además están monitorizadas por una cámara que se sitúa en el casco para hacer un seguimiento constante de las operaciones en el lugar de trabajo. La planificación de las operaciones es esencial ya que hay que movilizar muchos medios y personal. Los equipos que se utilizan son pesados. El equipo personal consta de un casco UBA MK21 de unos 12 kilos de peso al cual se le suministra aire desde la superficie o alguna mezcla respirable (oxigeno, helio, etc.). Desenvolverse con él bajo el agua hace que la condición física sea importante, ya que también se arrastra un umbilical por donde circula el aire, comunicación, video y un cabo guía de emergencia que en ocasiones mide hasta 100 metros. Los trajes de buceo se eligen de acuerdo a la modalidad que se utilice. Los tiempos de fondo y profundidades son estrictamente seguidas por los supervisores de buceo desde la zona de control.
El buceo industrial es una actividad muy cotizada en lugares de extracción marina de petróleo. Es necesario estar en posesión de certificaciones de buceo industrial y las especialidades de corte y soldadura submarina, pero quizá lo más importante es tener experiencia en maniobras bajo el agua. En zonas como el Mar del Norte y Estados Unidos el salario que recibe un trabajador de estas características es elevado, pero también se exige experiencia que es difícil de conseguir si no es en lugares parecidos. En otras zonas, como México, existen más de 250 plataformas de petróleo que ofrecen una gran oportunidad a jóvenes buzos para adquirir experiencia, si bien el salario percibido no es tan atractivo.

LOS ACCIDENTES - FACTOR HUMANO

En nuestra cultura occidental, evolucionada y actualizada, cada vez que sucede un accidente se piensa en la participación “responsable” de las personas, calificando muchas veces las causas, inmediata y básica, como producto del error humano.

Las estadísticas siempre reconocen que entre el 80% y el 95% de los accidentes son causados por error humano, tendencia que fue debatida por el doctor Edward Deming, el mentor en calidad y productividad de los japoneses durante la posguerra y hasta cerca de finalizar el siglo veinte, cuando consideró y planteó la teoría del error humano como un mito, clasificándolo como un componente de la multi causalidad de los accidentes: “no es el error solo, son muchas las causas y las personas que intervienen en un accidente, y por lo tanto la gerencia debe mantener sus esfuerzos en la prevención de los accidentes, basada en análisis de riesgos de trabajo y la aplicación de las recomendaciones surgidas de la investigación de los accidentes”.
El director general de una empresa petrolera líder se expresaba así en un discurso en 1988: “Pero, primero recordémonos a nosotros mismos acerca de los hechos y dificultades que rodean la seguridad. Vivimos en una época en que estamos propensos a los accidentes. La sociedad y las industrias en las cuales operamos muchos de nosotros, se están volviendo cada vez más complejas, sofisticadas y sometidas a presión. Y esto, infortunadamente puede ser la semilla para actos descuidados que llevan eventualmente al desastre. No es que la gente sea deliberadamente negligente, pero aun así los accidentes son producidos por el hombre. Ellos no son causados usualmente por máquinas que se rompen o sistemas que fallan. Son causados por personas que han hecho cosas que no debían hacer y han dejado sin hacer aquellas cosas que ellos debieran haber hecho. Eso, incidentalmente es mi única referencia religiosa. No me interesan los actos de Dios.”
Una semana después ocurrió la peor tragedia de la industria petrolera moderna: el desastre de la plataforma Piper Alpha. En prevención de accidentes es importante involucrar al elemento humano, de lo contrario la seguridad no tiene sentido. Hay que convencer a los trabajadores para que hagan las cosas que producen prevención, y satisfacción a la vez, a través de técnicas que involucren a todos los componentes de la empresa con la aplicación de la ingeniería humana en todos los aspectos.
Hay que identificar cómo y por qué falla la gente, y cuáles acciones son pertinentes para cada caso. El historiador alemán Heinrich von Sybel escribió: “en nuestra sociedad moderna, orientada cada día más a la especialización técnica, uno de los eslabones más débiles en la cadena de acontecimientos es el no relacionarlos con la gente en forma efectiva. Los planificadores industriales adoptan planes bien concebidos e intrincados, pero muy pocas veces llegan a ponerse en práctica de la forma más efectiva posible, ya que descuidan el factor humano.” Palabras muy ajustadas a la realidad actual, especialmente considerando que fueron escritas hace más de un siglo… von Sybel murió en 1895 a los 78 años. Todo lo anterior debe llevar a la gerencia actual, dentro del desempeño de su gestión, a ejercer un liderazgo más motivante en relación con la prevención de los accidentes.

PROTECCIÓN CORPORAL EN EL TRABAJO

La inversión económica que los empresarios realizan para la compra de vestuario protector podría hacer que se busquen opciones más económicas, pero que no cumplen con los requerimientos necesarios de protección, con el fin de reducir costos. Asimismo, el ser un vestuario incómodo hay trabajadores que no lo utilizan, causando daños y reduciendo la productividad.
Su uso se basa en seleccionar los vestuarios protectores adecuados. Si las batas no proporcionan ventilación, si las gafas de seguridad se empañan, si los guantes protectores no permiten la destreza de la mano, o si las correas respiratorias son apretadas y ocasionan dolor al ser utilizadas, los usuarios evitaran utilizarlos o los modificaran de cierta manera que comprometen sus características protectoras.
Es importante tomar en cuenta que las prendas se ajusten bien al cuerpo y el estilo permita el desempeño correcto del empleado en sus actividades.
Cuando hablamos de estilo, las opciones que se le den a los trabajadores les hará creará un sentimiento de “control” en su apariencia, ya que la gente se sentirá cómoda y estará más de acuerdo en utilizar el vestuario protector, sin hacerle modificaciones. El vestuario protector que se elija debe permitir a los trabajadores expresar su individualidad, lo que perciben como “excelente”, utilizándolo cómo debe de ser. Los fabricantes están incrementando adaptaciones al vestuario protector, tendencias de moda y vestuarios con apariencia deportiva, para industrias.
El confort y el que quede bien también es importante para otros productos protectores para uso personal de los empleados, tales como lentes, guantes y trajes. Los lentes protectores deben ofrecer confort por medio de frentes amortiguadas, piezas de gel en la nariz, marcos amplios y características antiniebla.
Los guantes serán cómodos, y los usuarios se sentirán bien al utilizarlos, por ello los fabricantes cumplen con los protocolos del vestuario protector, agregándole otras ventajas, tales como, que sean de distintos colores.

La importancia de protegerse en los puestos de trabajo industriales
Los trabajos de construcción y manufactura son de lo mayores estadísticas de daño en los ojos, en comparación con electricistas, plomeros, entre otros. Todas las organizaciones que tienen áreas de producción deben crear una cultura de seguridad completa, considerando los siguientes consejos:
Los procesos de seguridad deben de incluir a todos los colaboradores de la organización.
La seguridad debe ser importante todos los días, y hablar sobre ella en cada reunión, dando seguimiento a los protocolos que sean implementados.
Los líderes de la organización deben ser los responsables del buen funcionamiento y puesta en práctica de las actividades de seguridad.
La seguridad debe implementarse en todas las áreas y todo el trabajo, no debe de ser una acción separada a ellas.
La seguridad debe de ser integral en todas las áreas del negocio.
Para ser exitosos en el contexto de la seguridad y protección, las organizaciones deben crear patrones y protocolos internos, los cuales deben de ser liderados en turnos y por grupos, para mantener una constante atención a la misma, lo que asegurará que todos los colaboradores estén entrenados y motivados para lograr el éxito y superar las expectativas.
El foco de esta acción es el desarrollar un ambiente y una cultura que respalde la convicción de que cada empleado puede crear y mantener un lugar de trabajo, libre de enfermedades y daños.

LA PREVENCIÓN DEBE SER PERMANENTE

Teniendo en cuenta que accidente “es un evento no deseado que tiene como resultado pérdida material o lesiones a las personas”, todos hemos sufrido accidentes. Unos menores, otros más graves… y por lo general hay una justificación para ellos.
En accidentes viales, con frecuencia alguno de los involucrados menciona la imposibilidad de “esquivar al otro vehículo que me chocó” o en la oficina las cortaduras que se sufren al manipular papel -que son muy dolorosas- se justifican con frases como “nunca imaginé que una hoja de papel pudiera cortarme”. También hay -obviamente- justificaciones para accidentes con maquinaria en la planta y para los resbalones.
Es preocupante seguir oyendo estas justificaciones después de varios años y tantas charlas, mensajes, afiches y demás medios de comunicar prácticas seguras. Y preocupa principalmente porque hay que creer firmemente en la frase “todos los accidentes son evitables”.
Lo más común luego de un accidente regular y de pocas consecuencias es lo siguiente: descripción de los hechos según el accidentado. Inculpar a otro. Indicar lo que el otro debió hacer o dejar de hacer para evitar el accidente.
Todos los accidentes son evitables, pero requieren algunos elementos como la intención de no involucrarse en ellos, porque de hecho alguien que intencionalmente no use el casco en áreas de peligro expuesto o no reduzca la velocidad de su vehículo tiene mayor probabilidad de accidentarse. Luego está la identificación y valoración adecuada de los riesgos -como ingresar a un lugar oscuro, por ejemplo – y las acciones para que ellos no ocurran –digamos que colocar buena iluminación o llevarla en forma portátil para paliar lo primero.
Infortunadamente muchos de nosotros necesitamos haber estado involucrados en algunos casos graves para entender y convencernos que tanto los accidentes ocurridos como los futuros pudieron y serán evitables. Es como el cuento aquel de que todo el que ha sido mordido por una culebra, cuando ve un vejuco o un trozo de cabuya pega un brinco.

LA LUCHA PERMANENTE DE LOS OBREROS DE LA CONSTRUCCIÓN

La historia de la clase obrera tiene en cada uno de sus momentos una serie de experiencias y de hechos que dejaron enormes lecciones grabadas en las retinas de los trabajadores que participaron de ellas, y que hoy se hace necesario recuperar, para ponerlas en función de las nuevas tareas y necesidades planteadas, de las nuevas luchas y de este nuevo camino que ha vuelto a abrir la clase trabajadora.
La historia de los obreros de la construcción es la historia de la lucha sin fronteras en contra de condiciones de trabajo realmente precarias, con salarios de hambre, jornadas de trabajo extenuantes y condiciones de seguridad paupérrimas.
El obrero de la construcción nos cuenta su historia desde el andamio, que habla de sus crisis vividas por la desocupación, de las dificultades enormes que tiene para organizarse, por no estar por ejemplo concentrados todos en una misma empresa e ir rotando de faena en faena impidiendo la creación de vínculos y por lo tanto dificultando la creación de sindicatos estables, por estar sujetos a un trabajo temporal, que un día está y al otro día no está, por el miedo a la desocupación que es pan de cada día en este sector.
El obrero de la construcción nos cuenta desde el andamio una historia que muestra que pese a ser empujado al abismo del trabajo precario, ha podido ver gestarse algunas organizaciones sindicales, pero estas se han convertido en antro de corrupción donde sólo se benefician quienes las han organizado.
Sin embargo uno que otro sindicato minoritario se convirtió en organismo vivo para la defensa de los intereses del obrero y de sus derechos, sosteniendo luchas que terminaron en conquistas como la disminución de las horas de trabajo o importantes aumentos salariales. Organizaciones sindicales que han funcionado en base a delegados por obra, que le muestran el camino al resto de la clase trabajadora de cómo es necesario organizarse para que los sindicatos sean una verdadera herramienta para la defensa de los trabajadores.
La historia de los asalariados de la construcción es la historia del trabajo precario, y de la puesta en marcha de los métodos propios de la clase trabajadora para combatirlo, métodos de clase que pueden servir para configurar un sindicalismo clasista y combativo, que aunque sufra luego los avatares de los dirigentes que creen que se puede confiar en la patronal, instauran grandes discusiones sobre la necesidad de luchar por un oficio, que establezca un salario mínimo para cada trabajo que se realice, para que no existan salarios de primera y salarios de segunda categoría.
El obrero de la construcción ha demostrado que pese a todas las dificultades objetivas, es posible organizarse, es posible luchar mediante los métodos de la clase trabajadora para conquistar mejores condiciones de vida y de trabajo. Ha demostrado que es posible luchar en contra de los trabajos precarios y que no hay por qué vivir soportando los abusos y la explotación de la clase patronal y su sed de ganancias.
Los obreros de la construcción, los que están bien organizados (ya que hay montones que siguen dependiendo de las manipulaciones de los contratistas) han demostrado que se pueden cuestionar, en las acciones, las ganancias de los capitalistas y que aún más se puede cuestionar la propiedad privada que éstos con todo el rigor de la ley protegen.
El legado de organización y de lucha del obrero de la construcción es necesario reforzarlo hoy para las nuevas luchas, y que nos sirva de ejemplo para evitar errores y avanzar a terminar con la explotación, el abuso patronal y el trabajo precario. Recuperar esta experiencia “desde el andamio”, es el objetivo de todos.