jueves, 17 de febrero de 2011

LA LUCHA PERMANENTE DE LOS OBREROS DE LA CONSTRUCCIÓN

La historia de la clase obrera tiene en cada uno de sus momentos una serie de experiencias y de hechos que dejaron enormes lecciones grabadas en las retinas de los trabajadores que participaron de ellas, y que hoy se hace necesario recuperar, para ponerlas en función de las nuevas tareas y necesidades planteadas, de las nuevas luchas y de este nuevo camino que ha vuelto a abrir la clase trabajadora.
La historia de los obreros de la construcción es la historia de la lucha sin fronteras en contra de condiciones de trabajo realmente precarias, con salarios de hambre, jornadas de trabajo extenuantes y condiciones de seguridad paupérrimas.
El obrero de la construcción nos cuenta su historia desde el andamio, que habla de sus crisis vividas por la desocupación, de las dificultades enormes que tiene para organizarse, por no estar por ejemplo concentrados todos en una misma empresa e ir rotando de faena en faena impidiendo la creación de vínculos y por lo tanto dificultando la creación de sindicatos estables, por estar sujetos a un trabajo temporal, que un día está y al otro día no está, por el miedo a la desocupación que es pan de cada día en este sector.
El obrero de la construcción nos cuenta desde el andamio una historia que muestra que pese a ser empujado al abismo del trabajo precario, ha podido ver gestarse algunas organizaciones sindicales, pero estas se han convertido en antro de corrupción donde sólo se benefician quienes las han organizado.
Sin embargo uno que otro sindicato minoritario se convirtió en organismo vivo para la defensa de los intereses del obrero y de sus derechos, sosteniendo luchas que terminaron en conquistas como la disminución de las horas de trabajo o importantes aumentos salariales. Organizaciones sindicales que han funcionado en base a delegados por obra, que le muestran el camino al resto de la clase trabajadora de cómo es necesario organizarse para que los sindicatos sean una verdadera herramienta para la defensa de los trabajadores.
La historia de los asalariados de la construcción es la historia del trabajo precario, y de la puesta en marcha de los métodos propios de la clase trabajadora para combatirlo, métodos de clase que pueden servir para configurar un sindicalismo clasista y combativo, que aunque sufra luego los avatares de los dirigentes que creen que se puede confiar en la patronal, instauran grandes discusiones sobre la necesidad de luchar por un oficio, que establezca un salario mínimo para cada trabajo que se realice, para que no existan salarios de primera y salarios de segunda categoría.
El obrero de la construcción ha demostrado que pese a todas las dificultades objetivas, es posible organizarse, es posible luchar mediante los métodos de la clase trabajadora para conquistar mejores condiciones de vida y de trabajo. Ha demostrado que es posible luchar en contra de los trabajos precarios y que no hay por qué vivir soportando los abusos y la explotación de la clase patronal y su sed de ganancias.
Los obreros de la construcción, los que están bien organizados (ya que hay montones que siguen dependiendo de las manipulaciones de los contratistas) han demostrado que se pueden cuestionar, en las acciones, las ganancias de los capitalistas y que aún más se puede cuestionar la propiedad privada que éstos con todo el rigor de la ley protegen.
El legado de organización y de lucha del obrero de la construcción es necesario reforzarlo hoy para las nuevas luchas, y que nos sirva de ejemplo para evitar errores y avanzar a terminar con la explotación, el abuso patronal y el trabajo precario. Recuperar esta experiencia “desde el andamio”, es el objetivo de todos.

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