jueves, 17 de febrero de 2011

EL COMPAÑERISMO EN EL TRABAJO

El compañerismo en el entorno laboral, así como las relaciones y aficiones personales satisfactorias fuera del mismo, son los principales remedios contra el estrés.

El buen trato en el lugar de trabajo no sólo reduce las posibilidades de sufrir agobios, sino que también, si se ha sufrido una situación particularmente estresante, ayudan a una mejor recuperación. Es importante mantener y cuidar las relaciones personales dentro y fuera del ámbito laboral. En este punto no es deseable que todas las amistades o personas con las que el trabajador se relaciona fuera de su horario laboral pertenezcan a la misma profesión o ámbito profesional, porque en cierta forma, a través de las conversaciones, se recuerdan o recrean los momentos tensos de la actividad en el centro de trabajo. Se suele producir la no deseable circunstancia de que en aquellas profesiones donde el estrés registra una mayor incidencia, como personal sanitario y docentes, existe una "endogamia" entre sus miembros, de tal forma que sus amistades personales también son exclusivamente compañeros de trabajo.
También recomiendan los expertos que el individuo asuma que "el trabajo no es el centro de la vida", sino que es también importante para el enriquecimiento personal mantener actividades que sean placenteras, tales como una afición concreta o simplemente pasear y charlar con amistades. En un plano más concreto, aconsejan asimismo que en los momentos de máxima tensión en el entorno laboral se lleven a cabo unas sencillas técnicas respiratorias que conllevan una rápida relajación.
Se define el estrés como una situación que percibimos como amenazante, porque pensamos que rebasa nuestros recursos y pone en peligro nuestro bienestar, dado que perturba emocionalmente y nos puede hacer perder el control, hasta el punto de deteriorar las relaciones interpersonales.
El estrés no es una enfermedad propiamente, aunque experimentarlo durante largo tiempo, hasta convertirse en crónico sí genera los síndromes reconocidos como una patología profesional. En la aparición del estrés concurren varias circunstancias: la propia naturaleza del trabajo, en función de su volumen, dificultad y tiempo para realizarlo; el clima laboral, en el que entran en juego las relaciones con los compañeros y el grado de competitividad que la actividad profesional exija; y las características del individuo, lo que significa que unos pueden soportar sin grandes problemas situaciones que a otros les afectan considerablemente.
Los compañeros de trabajo son por lo general nuestros amigos y para hacer buen equipo nos tenemos que coordinar y complementar de forma precisa para que todo salga bien. Esto conllevará que, en determinados momentos, ciertos compañeros van a precisar de nuestra ayuda para determinadas tareas. Podemos ser los expertos que ellos necesitan o simplemente alguien que les eche una mano en un momento de exceso de trabajo. Algún día puede que la situación sea a la inversa y ellos podrán ayudarnos a nosotros.
Prestar ayuda tiene que salir de uno mismo, sin necesidad de que nos la soliciten.
Muchas veces cuando comienza un nuevo compañero en una empresa, carece del apoyo y ayuda del resto de los trabajadores, pero es precisamente en ese momento cuando más la necesita. Por un momento debemos ponernos en su lugar y preguntarnos: ¿cómo se debe sentir por esto? Seguramente no se sentirá muy bien. ¿Qué haríamos si fuésemos él? ¿Cómo nos gustaría que nos tratasen nuestros compañeros?
En una empresa tenemos que ayudarnos los unos a los otros, no sólo dentro de un mismo departamento, sino también en el resto de departamentos que también son parte de la gran familia que es la compañía. Al hablar de compañerismo no nos estamos refiriendo a que se tenga que ser amigo obligado de todos los compañeros porque la amistad tiene que surgir de forma espontánea. El trabajo no tiene como fin hacer amigos sino desempeñar una labor de la forma más agradable y satisfactoria con todas las personas con las que nos toca interactuar. En pro de la convivencia tenemos que poner de nuestra parte para llevarnos bien y respetarnos como personas, independientemente de todo lo demás.
No está justificado faltar al respeto a otro compañero, ni reírse de él ante los demás, o ignorarle cuando se dirige a nosotros, hay que colaborar con él cuando lo necesite, no ponerle dificultades a aquella información que precise de nuestra parte ni ponerle constantemente en desventaja, hablar mal de él a sus espaldas, etc. No vale la típica excusa de “no lo paso” porque eso es indiferente para el trabajo, porque lo único que hay que tener claro es que nos toca trabajar con el compañero, nos guste o no, y cuanto más pongamos de nuestra parte, todo irá mejor. La vida es una lucha constante por superarnos ante las dificultades que surgen en el camino, y entre todos se logra mucho mejor.

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